Con crema y sustituto de azúcar, por favor.

Me encuentro de visita en casa de mis papás, después de un aburrido e incómodo viaje en autobús de casi 5 horas, lo primero que veo al bajarme es la sonrisa de mi papá, después le siguen mi beso y mi abrazo, con una mano toma mi maleta y con la otra toma de mi mano y vuelvo a tener 5 años, no puede pasarme nada mientras él me lleve de la mano.

Nos subimos al coche y me invita un café, hablamos de la vida, del mundo y vuelvo a ser adulta. Soy muy consentida, muy echada a perder, soy la niña de papá y no quisiera jamás estar sin él.

Uno no debería vivir lejos de quienes ama, no puedo ni imaginarme lo que él ha tenido que pasar desde el día en que sus hijas decidieron irse de casa a perseguir sueños, lejos de él, de su mano y de su invitación a un café.

Por eso siempre quiero café.