¿Desde cuándo comenzó a sospechar que usted era zombie?

23/5/12

Apenas lograba reconocerse en el espejo, se veía muy cansada, varios años mayor a lo que en realidad era, sus ojos una fuente inmensa de tristeza, tristeza mezclada con hastío.
Cómo había algo tan banal haberle hecho eso. Se sentía, fea, gorda, vieja y estúpida.
Porqué se dejó derrumbar de esa manera. Sus días consistían ahora en dormir, llorar, apenas comer cualquier porquería insalubre y volver a dormir.
Algunas veces se buscaba, en su música, en sus pinturas, en algún programa de televisión, en una mala película de amor.
Esa noche, al salir de la ducha, se resbaló y se golpeó tan fuerte en la cabeza que quedó inconsciente por algunos minutos (u horas, o días, cómo saberlo), ahí tirada. Despertó aturdida, sólo recordaba una cosa, lo que pensaba mientras caía, deseaba que todo acabara ahí mismo, deseaba que de esa forma terminara su pesadilla y regresara a un tiempo en que todo estaba mejor.
Se acercó otra vez al espejo, todo estaba borroso, tardo unos segundos en enfocar su imagen, cuando logró verse se dio cuenta de que solo tenía un chichón y sonrió agradecida.
De pronto recordó que éste no era para nada su peor momento.
Se sintió reconfortada y sonrió.

17/5/12

Otra vez frente a una computadora que ni siquiera sabe utilizar. Otro día más de fingir que trabaja y cumple con sus obligaciones. Desde que checa tarjeta comienza a odiar al mundo, por no haber pensado en formar una familia antes de sus 50, porque nadie quiso casarse con ella hasta después de sus 50. Porque el botox ya no le sirve de mucho.
Un día más de fingir que ama lo que hace, mientras siente como se vuelve rancia y vieja.
"Un día más..." suspira y marca al azar el número de la primera persona a la que va a arruinarle la existencia.

3/5/12

que descanse, que no piense mucho... pero es lo que más hago.
Tengo muy claro que me quedan dos caminos, dejar ir todo lo malo y ser feliz o llenarme de rencor y odio hasta amargarme la existencia.
Elegí el primero, como siempre, pero me cuesta mucho, veo sus caras y digo las peores "malas razones" que ni siquiera creí saberme.
El tiempo es sabio, todo pasa por una razón, estamos donde debemos estar, nada sucede por casualidad, lo repito y lo repito en mi mente, tratando de autoterapearme.
Mi terapia, sí cómo no, mi terapia sería perfecta  con mucho sexo y mucho alcohol...