Lo extraño muchísimo, hasta decir no más, mi piel pide sus manos, mis labios su cara, cuando despierto me doy la vuelta en la cama esperando que esté ahí, a mi lado.
Pero no está, ni lo estará.
Está en mis sueños, mis canciones, mis pensamientos... cada que alguien toca a mi puerta tengo esa fantasía loca en la que abro y está ahí, con su sonrisa, su abrazo y ese beso que logró robarme el alma. Y lo extraño, cada día, cada noche, hasta que duele.