¿Desde cuándo comenzó a sospechar que usted era zombie?

24/8/14

El cielo de los perritos

Les advierto que este post no es muy feliz, les contaré de Cher, una pequeñísima creatura que puso mi vida y la de mi familia de cabeza, quienes me conocen entienden perfectamente lo que digo.
Cher era (se me hace tan dificil ese "era") una perrita raza yorkie que se quedó chaparrita por decirlo de algún modo, desde que la adoptamos se convirtió en la bebé de la casa. Tengo dos hermanos, somos todos adultos, todos solteros y sin hijos, así que de alguna forma llenamos ese espacio con ella. Era una locura, juguetes babeados por toda la casa y lo peor, eran los que pitaban, sus favoritos por supuesto.
Aprendió a comunicarse rápidamente con nosotros, daba vueltas cuando quería algo y si tratábamos de ignorarla brincaba tan alto, hasta que se hacía ver, era muy pequeña pero muy ruidosa, era tan pequeña y dejó un vacío enorme. Hablar por teléfono era imposible con ella cerca, era tan mandona y demandante que mi hermana y yo la llegamos a apodar "pequeño engendro de satán", tenía otro centenar de apodos más cariñosos, no somos tan malas. Tenía canciones, decenas de canciones que le compuse y que ahora no me atrevo ni a pensarlas, me duele, me duele decir su nombre.
Fue una perrita muy amada y ella nos correspondía muy a su manera, no le gustaba ser abrazada y los cariños eran solo cuando ella los quería, no merecía morir siendo la presa de perros más grandes, ella debía morir dentro de mil años perrunos, rodeada de su familia humana y sus juguetes, en su camita.
Fue un pequeño descuido, que nos costó muy caro y jamás podré dejar de lamentarme. Hay quienes dicen: "Pero si era solo un perro" o "qué dramática", pero ella no era una mascota, era parte de mi familia.
La extraño mucho, pero sé que fui bendecida por tenerla casi por 7 años, por todo lo que vino a enseñarnos y todo el amor que siempre nos dio. También sé que tuvo una vida muy feliz, llena de gente que la quería, viajes, juguetes y comida prohibida (a escondidas, claro). Está en otro lugar mejor, porque estoy segura de que existe el cielo de los perritos y está esperándome del otro lado junto a muchos más seres amados (humanos o no) que se nos han adelantado. Casi puedo verla ahí, esperándome, con algún juguete que pita. Adiós Chersita hermosa, siempre te amamos, espérame del otro lado.