y como dice mi señora madre, un día malo jamás terminará mal...
después de mi percance con el tipejo ese, que mi novio no se acordara que cumplimos un mes, esa locura de un lyn mae que no debí enviar y de todo el coraje que no podía sacar decidimos ir a un balneario de aguas termales.
Me metí a una construcción que semeja un jacuzzi, con 3 primas, a remojarme, a hervirme como una verdura... conté las pecas de mis piernas, las de mis hombros, encontré muchas nuevas... me herví hasta sacar a todos mis malos espíritus, hasta ahogar todo mi coraje, hasta evaporar mis preocupaciones.
Después hice lo que más me gusta hacer, preguntarle a los adultos casados cómo conocieron a su pareja. Tío Lolo fue mi víctima y me sorprendió su historia, es una historia digna de escribirse, digna de leerse, digna de llorarse y digna de filmarse... quiero mi verdadera historia de amor.
Tío Lolo nos llevó a dar una vuelta y nos contó muchas cosas más, después nos llevó a cenar unos deliciosos tacos de cabeza y seguíamos ríendo compartiendo anécdotas, chistes, locuras y lo que se nos ocurriera.
No cabe duda, my beloved Judy tiene absolutamente toda la razón, en esta familia todos tienen esa peculiar habilidad de hacerlo sentir a uno útil, necesitado, amado...
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